Las baterías de iones de litio son fundamentales para la infraestructura de energía limpia en constante expansión. Utilizados en vehículos eléctricos y productos electrónicos, se espera que su demanda crezca significativamente durante la próxima década. Estas baterías se encuentran en una variedad de dispositivos, desde teléfonos celulares y computadoras portátiles hasta herramientas eléctricas y sistemas de almacenamiento de energía a gran escala.
El movimiento global hacia fuentes de energía renovables y la electrificación del transporte ha llevado a esta demanda, ya que las baterías de iones de litio son esenciales para la conservación y gestión eficiente de la energía. Además de su alta densidad de energía y capacidad de carga, estas baterías se ven favorecidas por su impacto ambiental relativamente bajo en comparación con las tecnologías de baterías más antiguas. Sin embargo, su producción y reciclaje presentan desafíos ambientales y de sostenibilidad.
Un equipo de investigación dirigido por Jennifer Guelfo de la Universidad Tecnológica de Texas ha identificado una nueva subcategoría de compuestos de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS) utilizados en estas baterías, que son una fuente creciente de contaminación del aire y el agua. Estos hallazgos, publicados en un estudio en Nature Communications, muestran la dispersión de estos contaminantes a través de la deposición atmosférica y la influencia de la dirección del viento en su propagación.
La investigación destaca un dilema relacionado con la producción, eliminación y reciclaje de infraestructura de energía limpia. «Reducir las emisiones de dióxido de carbono con innovaciones como los coches eléctricos es fundamental, pero no debería aumentar la contaminación por PFAS», afirmó Guelfo, profesor asociado de ingeniería ambiental en la Escuela de Ingeniería Edward E. Whittaker Jr. soluciones de control de producción y reciclaje que puedan combatir la crisis climática sin emitir contaminantes altamente persistentes.
Los investigadores recopilaron datos sobre el aire, el agua, la nieve, el suelo y los sedimentos cerca de las instalaciones de fabricación en Minnesota, Kentucky, Bélgica y Francia, y encontraron altas concentraciones de bis-FASE en estos entornos.
¿Qué son las PFAS?
Los PFAS, o sustancias perfluoroalquilos y polifluoroalquilos, son una familia de productos químicos sintéticos utilizados en diversos sectores industriales por sus propiedades únicas, como la resistencia al agua, al aceite y a las altas temperaturas. Estos compuestos se encuentran en productos como revestimientos antiadherentes para utensilios de cocina, productos de limpieza, envases de alimentos, ropa impermeable y espumas contra incendios.
Conocidos como “químicos permanentes” debido a su resistencia a descomponerse en el medio ambiente y el cuerpo humano, los PFAS se acumulan y persisten, lo que genera preocupación sobre sus efectos en la salud y el medio ambiente. La exposición a las PFAS se ha relacionado con problemas de salud como cáncer, alteraciones hormonales, problemas del sistema inmunológico y efectos adversos sobre el desarrollo fetal y el crecimiento infantil. Debido a estos riesgos, la regulación y el control de las PFAS se ha convertido en una prioridad mundial.
Necesidad de tratamientos eficaces y colaboración para un futuro de energía limpia
Los datos sugieren que las emisiones atmosféricas de bis-PHASI pueden facilitar su transporte a largas distancias, afectando áreas cercanas a los sitios de producción. Los análisis realizados por varias autoridades municipales estadounidenses muestran que estos compuestos también pueden ingresar al medio ambiente a través de la eliminación de productos, incluidas las baterías de iones de litio.
Las pruebas de toxicidad indican que concentraciones de bis-FASE similares a las encontradas en los sitios de exposición pueden alterar el comportamiento y los procesos metabólicos de los organismos acuáticos. Aunque la toxicidad de bis-PHASES no se ha estudiado en humanos, otros PFAS mejor estudiados se han relacionado con el cáncer, la infertilidad y otros problemas de salud graves.
La investigación destaca la necesidad urgente de desarrollar tecnologías y prácticas que mitiguen estos impactos ambientales a medida que avanzamos hacia un futuro de energía limpia.